lunes, 4 de noviembre de 2019

EL MIEDO





Uno de los sentimientos más poderosos es el miedo. El miedo te puede paralizar o te puede llevar a hacer conductas de las que más tarde te vas a arrepentir.
Sin embargo, el miedo no tiene ningún poder si no piensas en las situaciones. El miedo solo es una percepción subjetiva ante un hecho. Es una barrera de humo que parece opaca y sólida cuando en realidad solo es humo que se disipa y deja ver lo que tienes delante claramente.
Solo cuando la traspasas es cuando percibes que todo estaba en tu mente. Tienes más miedo antes de enfrentarte a eso que tanto te asusta que cuando estás dentro de la situación misma.
Cuanto más te escondes, cuanto más huyes, más miedo tienes, más temor a hacer nada, te siente más inseguro y realmente crees que no serás capaz de superar el hecho en sí.
Eso es tu mente que te engaña, es tu mente cuyo instinto de supervivencia intenta protegerte para que no sufras, para que no te hagas daño y, curiosamente, cuanto más intenta protegerte, más va a perjudicarte.
Lo fundamental de todo esto es ser conscientes de que darle vueltas a algo que tenemos que hacer, que decir no nos va a ayudar.
Una cosa es pensar en un plan para llevar a cabo ciertas acciones o estudiar aquello que debemos decir y otra muy distinta es imaginarnos cómo nos saldrá. Por lo general tu mente lo imaginará de modo negativo. Puestos a elegir, elige que todo sale bien. Eso te ayudará y evitará que tu mente siga con sus historias desastrosas.
Recuerda siempre que tú diriges tu vida, tú decides a qué enfrentarte y de qué modo. Cuanto menos te dejes influir por tu pasado, por tus creencias, menos temor tendrás. Si te convences de que vas a sufrir, sufrirás. Esto es así para prácticamente todo lo que nos sucede en la vida.
El miedo es positivo cuando saca lo mejor de nosotros pero es negativo cuando adelantamos posibles resultados antes de que sucedan.
En el caso de la salud y de la salud mental esto también es fundamental. Muchas veces tememos reconocer que no estamos bien, que tenemos problemas, que necesitamos ayuda. Tenemos miedo a lo que sucederá, a lo que nos pasará, a que nuestra zona de confort se vea amenazada cuando la realidad es que precisamente esa zona de confort es la que ha provocado la enfermedad.
Tienes miedo de perder el control de ti mismo, de lo que sucederá, de que todo se te escape de las manos.
Con esta actitud lo que consigues es que todo empeore hasta que, finalmente, estalla. Cuando ya el volcán ha estallado te das cuenta de que no era para tanto. Todo se arregla al fin y al cabo.
Si estabas enfermo, te curarás o recuperarás una estabilidad gracias a la medicación. Si has hecho algo que creías que nadie iba a admitir, resulta que te sientes comprendido... Todo tiene una mejor solución que la que nuestra mente se había imaginado y has sufrido inútilmente durante un valioso  tiempo que podías haber disfrutado de manera positiva.
No permitas que el miedo nunca te impida hacer o decir algo que te ayude. No dejes de hacer nada solo porque tu mente se imagina un resultado desastroso. Arrepiéntete solo de lo que no hagas.
El miedo solo es una barrera de humo que tus ojos se imaginan que es sólida cuando solo es vapor inofensivo.
Rocío Testa Álvarez

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