lunes, 21 de octubre de 2019

Tema: Respira...

Buenos días, quiero tratar el tema del estrés.

Vivimos en una sociedad acelerada. Desde que somos niños se nos impulsa a correr, aprender lo más rápido posible, saber más y más deprisa, dormir poco y no cuidarnos nada.
Ese ritmo es antinatural y cuando tu cuerpo se empieza a quejar piensas que es porque te has hecho viejo. Es ese momento en el que comienzas a tomar un montón de pastillas y éstas, a su vez, harán que tengas más achaques. Resulta que lo que te soluciona un dolor te provoca algún tipo de efecto secundario no deseado. Tu organismo de descompensa y el equilibrio que era natural queda roto.
Para tu ansiedad tomas un ansiolítico, uno de los medicamentos más "de moda", uno de los más vendidos y del que casi todo el mundo tiene conocimiento y te dirán: sí, yo lo conozco, no pasa nada por tomarlo... Pero el ansiolítico solo no te suele llegar y por ello el médico te recetará la tríada de medicamentos que buscan que seas feliz o estés dormido, según lo mires.
Estoy hablando de la mezcla de ansiolítico, antidepresivo y somnífero. Los tres forman el cóctel que te garantiza que volverás a poder disfrutar un poco de la vida... Te sientes viejo con 40-50 años, sin metas, sin objetivos, sin... "vida".
Anestesiarás la ansiedad por situaciones que te mantendrán dormido, tendrás más ganas de disfrutar gracias a la química del antidepresivo y dormirás como un niño gracias al somnífero que anestesia tu mente para que no le de vueltas a las mismas conductas, palabras, situaciones, sentimientos....
Y pensarás, menos mal que existen medicamentos, no sé cómo alguien puede vivir sin ellos. Eres muy dependiente de tu tratamiento y cualquier idea de cambiarlo te pone en alerta y provoca un enorme rechazo.
Ahora, al menos, sonríes de ver en cuando. Ahora puedes estar sentado sin que la angustia te domine. Ahora puedes dormir.... Ahora sobrevives, mal-vives, has dado por perdida la oportunidad de luchar por lo que eres y te mereces. Has dado por perdida la batalla y te dejas engullir por el 97 por cien de las personas que forman esta sociedad.
El cuerpo, en su sabiduría, a pesar de todo ese maltrato y malestar que le estás generando sigue empeñado en demostrarte que no vas por el buen camino. Te sube la presión arterial y la grasa se acumula en tus venas formando pequeños atascos que de momento no son importantes. Ambos síntomas podrán provocarte muchos problemas en el futuro, tu corazón dejará de luchar y se rendirá al fin.
Se rendirá para darte la razón. Creías que no había felicidad, que no había mejor vida, que solo había que mal-vivir y dejar pasar el tiempo.... Lo hará para dejar de latir.
Da igual que se trate de ansiedad, depresión, insomnio, estrés, algún achaque físico...
A estas enfermedades yo le llamo enfermedades artificiales, porque están provocadas por nuestra propia terquedad en querer seguir un rebaño de ovejas blancas que piensan todas igual y se dirigen al matadero por orden de un ser superior que las lleva sin gran trabajo porque ya les está enseñando desde bebés cómo deben pensar, actuar y sentir. Enseñándoles sin que se den cuenta con programas basura, con anuncios, con creencias rancias que, aún estando obsoletas, nadie se atreve a cuestionar.
Reconócelo, la enfermedad, este tipo de enfermedades aún mucho más, no son lo normal. Lo normal es la salud.
De ahí el título del tema, respira. Detén esta carrera de fondo sin sentido, deja de pensar como todo el mundo, deja de aceptar lo que todo el mundo acepta sin cuestionar.
Párate a pensar quién eres, a dónde quieres llegar, qué vida quieres vivir... Hazte las preguntas para las que el sistema tiene ya las respuestas sin dejar que seas tú quien decida.
Respira. Si respiras te oxigenas, te sentirás más en paz, darás una señal al cerebro para que pueda relajarse un momento.
La técnica de la respiración es tan antigua como eficaz. Todos deberíamos aprender a utilizarla todos los días, cuando no tenemos ningún motivo en especial, solo afrontar nuestra situación tal vez. Y más en momentos de estrés, miedo, duda, ansiedad o tristeza. Respirar hondo te hará sentir mejor y te sacará de ese constante "rumiar" de ideas y sentimientos  negativos.
Y si, al tiempo que respiras consigues alejarte un poco de tu situación de estrés, viéndola como que no es a ti a quien está afectando, todo lo verás de un modo muy distinto y tendrás muchas más armas para solucionar ese problema.
Compruébalo y espero que te sea útil esta información.
Rocío Testa Álvarez.

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