sábado, 19 de octubre de 2019

¿Por qué lo haces? Tu lado oculto




¿Cuántas veces te has hecho esta pregunta? ¿Por qué a veces haces cosas de las que luego te arrepientes?
La verdad es que es curioso que muchas personas todavía no sepan que dentro de cada uno de nosotros se esconde ese lado oculto, ese lado del que apenas sabemos nada, ese yo desconocido que nos impulsa a hacer sin saber por qué.
Nuestro cerebro es una máquina perfecta, es el gran encargado de conseguir que todos los órganos de nuestro cuerpo funcionen en comunión para que todo permanezca en equilibrio. Cada uno con su labor, todos con el único objetivo de que estemos bien.
Nuestro cerebro además se encarga de analizar lo que vemos, buscar conocimientos cuando los necesitamos y es capaz de actuar con diligencia ante las situaciones que se nos presentan... ¿Cómo lo hace?
El cerebro además, analiza y busca dentro de nuestros recuerdos del pasado comparando el momento presente con situaciones similares que nos sucedieron. Todo para utilizar menos energía y para poder responder de la manera más rápida.
De todo este trabajo nosotros no somos conscientes, el cerebro lo hace, nosotros actuamos, ya está. Por eso es tan importante familiarizarse con ese lado de nosotros que desconocemos. Ese lugar llamado Inconsciente y que supone nada más y nada menos que nuestro 95 por cien del total de la mente.
Te estarás preguntando qué es exactamente ese Inconsciente, ¿de qué está formado?, ¿cómo puede decidir lo que hago?
En el inconsciente se encuentran los dos programas en base a los cuales actúas cada día, lo creas o no. No se trata de si crees o no, es algo comprobado desde hace muchos años y es el objetivo de la psicología. Conocerlo, descubrirlo en cada persona para poder cambiar aquello que se instaló en él de manera errónea.
El primer programa es innato, es tu esencia, ahí radica el fruto que debes ofrecer al mundo. Igual que un manzano está destinado a ofrecer manzanas, tú tienes dentro un programa que está destinado a aportar algo a esta sociedad, es algo que solo tú puedes dar porque no hay nadie como tú y no hay ninguna semilla que sea como la tuya. Por eso es tan importante conocerla.
Esa semilla es esa capacidad que solo tú tienes, ese don con el que has nacido y que debe desarrollarse para que aportes al mundo algo nuevo y productivo. Todos debemos aportar algo porque en la naturaleza nada surge por casualidad y no habrías nacido si no lo tuvieses. Así de simple. No es orgullo, no es vanidad, es lo que debe ser.
Es esa actividad que estarías haciendo sin descanso, esa que hace que te pase el tiempo sin que te des cuenta, eso que te asombra cuando lo has terminado y que te hace sentirte pleno y satisfecho.
Pero ese programa muchas veces se ve truncado a causa de que otro programa se instala con muchas instrucciones incorrectas fruto del lugar y las circunstancias en donde has nacido. Es la educación que has recibido de niño, el cómo te han tratado, la familia en la que has nacido, las circunstancias económicas, tus experiencias. Todo ello creó en tu interior un programa formado por creencias y valores que no cuestionas, que das por hecho.
Esas circunstancias casi siempre suponen un obstáculo para que germine la semilla que llevas dentro. Tu mente te va a llevar a querer controlar tu presente y que te arriesgues lo mínimo posible. Es el instinto de supervivencia. Lo que sucede es que esa zona de confort en la que te atrapa la mente no es tu esencia, no es lo que has venido a hacer a este mundo.
Así tenemos la guerra entre lo que debes ser y lo que eres. La comodidad de tener lo que todos tienen, una casa, un trabajo estable y una familia. O la incomodidad que te llevará a la felicidad y que supone necesariamente que te descubras, que reconozcas los daños que has podido sufrir de niño, heridas mal curadas que te están impidiendo dirigirte a tu desarrollo personal. Es conocer tus virtudes, esas capacidades que debes explotar y que exigen que te esfuerces, que aprendas a ser el mejor en ellas y que seas valiente para intentar exhibir y exponerte al mundo, a la sociedad. Supone levantarte aunque te pisen, aunque no te escuchen al principio, aunque fracases.
Lo cierto es que el fracaso no existe, solo existe el "hacer" o el "no hacer". El fracaso supone aprendizaje y conocimiento, supone experiencia para no cometer los mismos errores. Son pasos hacia delante que te llevarán a tu destino.
Pero, como siempre digo, podemos elegir el programa que ganará en nuestras vidas. El programa con el que has nacido, tu esencia. O el programa que los demás han instalado en ti, la educación que has recibido, las experiencias o las personas con las que te has encontrado en tu vida.
Elige: la felicidad de ser quien debes ser o la infelicidad con momentos furtivos y escasos de felicidad momentánea. Es tu decisión, cada uno es responsable de su vida, de lo que tiene y de lo que carece.
Gracias a todos.
Rocío Testa Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por vuestros comentarios.

Asemfa Malaga.